Santé - Leyendas del mundo del té

Leyendas curiosas del mundo del té

Té Oolong

Dicen que Wu Liang, un entusiasta del té y la caza, salió un día a recolectar hojas de té, pero se distrajo persiguiendo ciervos. Al regresar, se encontró con que las hojas se habían oxidado. Pensando que había arruinado la cosecha, decidió probar el té y resultó ser delicioso sin amargor ni astringencia.Tuvo tal aceptación que todos lo llamaba el té de wu liang que con el tiempo pasó a ser oolong. Así, el despistado Wu Liang nos regaló el exquisito té oolong, un té sin igual.

 

Té Genmaicha

En el siglo XV, en Japón, existía un refugio donde los guerreros samuráis se reunían para compartir momentos de calma y beber el clásico té verde. La ceremonia era un rito de concentración y respeto.

Durante una de estas sesiones, un sirviente llamado Genmai se encontraba sirviendo el té. Por accidente, unos granos de arroz que llevaba ocultos en su manga —su comida para después— cayeron en el cuenco de un samurái. Este, al considerarlo una falta grave a la ceremonia y a su persona, reaccionó con severidad: desenvainó su katana y ejecutó al sirviente.

Sin embargo, al volver a sentarse y probar el té, notó que el sabor había cambiado positivamente: el arroz tostado había añadido un matiz cálido y profundo a la infusión. Sorprendido por el resultado, decidió nombrar esta nueva preparación en honor al sirviente caído: Genmai Cha, que significa “té con arroz integral”.

 

Té Chai

Todo comenzó en la India, donde el Ayurveda ya usaba especias como medicina mucho antes de que existieran las cafeterías hipster. Luego llegaron los británicos, muy fans del té, y decidieron cultivarlo en Assam y Darjeeling porque China tenía el monopolio y no les prestaba ni una bolsita.

Pero había un problema: los indios no eran muy fans del té puro. 😬 Así que los británicos, tercos como buenos colonizadores, instauraron descansos para que los trabajadores tomaran té, como en Londres. Con leche y azúcar, por supuesto.

Lo que no esperaban era que los chai wallahs -vendedores callejeros con alma creativa- decidieran condimentarlo con especias tradicionales como canela, clavo y jengibre. Esta revolución en la taza no encantó a los ingleses... pero el sabor conquistó a todos. Y así nació el chai masala: medicina ancestral, sabor explosivo y espíritu independiente.

 

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